miércoles, 12 de septiembre de 2012

La magia del punto ciego

Frente a todo tipo de ejercicios de gobierno y control, los seres humanos han sabido proveerse, desde siempre, de comunidades clandestinas, de colectividades anónimasEsta ardua y perseguida labor ha generado un diversos tipos de espacios de invisibilidad, maravillosos puntos ciegos que funcionan como perfectos "contra-lugares".  

Ya lo realizaron los piratas y corsarios a lo largo de los siglos XVII y XVIII construyendo ciudades escondidas para amasar tesoros robados a los saqueadores europeos; lo hicieron también los Negros creando pequeñas comunidades ocultas, refugios en la época del esclavismo abierto y transatlántico; ya lo hicieron también comunidades anarquistas y hippies a lo largo de los siglos XIX y XX consolidando falansterios y granjas auto-suficientes en las cuales la distribución de las labores y excedentes era altamente equitativa en un mundo gobernado por la venta de la fuerza de trabajo y la extracción de plusvalía; y lo realizan hoy, en todo el mundo, un sin número de iniciativas multiformes como el movimiento Okupa, que ingresa subrepticiamente en casas abandonadas para retomarlas y crear espacios de intercambio cultual en mitad de la bonanza o la crisis inmobiliaria.


Muchos de estos experimentos cayeron presas de la violencia de las instituciones militares y navales; algunos otros cayeron víctimas de su propio éxito ó del fracaso de sus expectativas. Y unos más aparecen y desaparecen cotidianamente en los rincones de la ciudad, bajo el halo efímero de su propia existencia. 

Agradecemos a los parceros del RedDesk por este texto.